jueves, 2 de julio de 2009

CONSIDERACIONES ABOLICIONISMO

El aumento de la violencia contra las mujeres y concomitantemente de la prostitución y la trata han alcanzado niveles de cuya magnitud aún no tenemos cabal conciencia. La escasez de datos estadísticos elaborados por los organismos oficiales a nivel local, nacional e internacional, sobre la cantidad de mujeres prostituidas y víctimas de la violencia de estas redes, sobre la composición de estas mismas y sus complicidades y sobre la renta que la explotación de la prostitución ajena proporciona, hacen que resulte muy difícil la lucha contra la misma.

A todo esto se suman las tendencias actuales que pretenden considerar a la prostitución “trabajo” o diferenciar entre “libre” y “forzada”, y las legislaciones que se han ido apartando del sistema abolicionista, único que posibilita un marco jurídico y teórico, para encarar la protección de las víctimas y la persecución de los delincuentes.

Por esto, nos parece imprescindible analizar las situaciones nacionales e internacionales, políticas, sociales y económicas, así como las complicidades patriarcales que posibilitan el desarrollo de la explotación de las mujeres y niñas.

Nos interesa profundizar sobre el marco teórico y político del abolicionismo para desarrollar una política feminista que proporcione herramientas para seguir avanzando en este camino que nos hemos propuesto y que sea integrador de todos los aspectos de esta perspectiva.

El lugar social de las mujeres como principales y en muchos casos únicas responsables de la reproducción de la especie y el sostenimiento de la vida, y las prácticas que instauran la desigualdad entre varones y mujeres, que significan para éstas mayor pobreza, menores recursos, descalificación, consideración como objetos sexuales, nos hacen más vulnerables frente a las crisis, la pobreza y la desocupación.

El abolicionismo pretende un mundo sin prostitución. Pero ello no puede ser el resultado de la represión, sino de sociedades y Estados capaces de generar puestos de trabajo y condiciones de vida dignas, vivienda, salud y educación particularmente para las mujeres en situación de vulnerabilidad social.

Hoy ser abolicionista es luchar contra la represión de las mujeres y demás personas en situación de prostitución y contra toda forma de promoción o facilitación de la prostitución, de trata y de explotación de la prostitución ajena, ya sea por parte de los estados, de fiolos, proxenetas, organizaciones mafiosas, medios de prensa u otras formas de publicidad. Para el abolicionismo, la prostitución en sí misma no es un delito; sí lo es explotar la prostitución de otras personas. Tampoco es un trabajo, sino una forma de violencia contra las mujeres.

Si bien la trata de mujeres no es nueva y tiene tantos siglos como el patriarcado, siempre ha sido utilizada principalmente como un medio para proveer de mujeres y niñas al “mercado” de la prostitución, que se constituye sobre la base de la demanda de los “clientes”, la organización de las mafias y la complicidad de los estados.

Entendemos que el abolicionismo es el sistema que puede aportar en la elaboración de políticas de erradicación de la explotación sexual, ya que la defensa de los derechos de las humanas es intrínseco a sus postulados.

La necesidad de profundizar en el mismo y desarrollar su perspectiva, nos han determinado a realizar estas Jornadas.

1 comentario:

  1. Felicitaciones compañeras, es una iniciativa muy importante. Es necesario volver a instalar el tema del abolicionismo, explicar por que consideramos que los cuerpos de las mujeres no son mercancía que puede sujetarse a condiciones de compra venta y que la explotación sexual constituye una de las formas de violencia de genero mas difundidas y menos visibilizadas por el común de la gente. Allí estaremos. María Elena Naddeo

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