martes, 31 de agosto de 2010

PONENCIA: ABORDAJE DE LA PROBLEMÁTICA DE EXPLOTACIÓN SEXUAL DE NIÑOS, NIÑAS Y ADOLESCENTES. UNA PROPUESTA DE TRABAJO


“PRIMERAS JORNADAS NACIONALES ABOLICIONISTAS SOBRE PROSTITUCIÓN Y TRATA DE MUJERES NIÑAS/OS”

FACULTAD DE FILOSOFÍA Y LETRAS - UBA – 4 Y 5 DE DICIEMBRE DE 2009



PONENTES:

Cabello, María Fernanda
Janson, Astrid
Polanco, Nadia

Datos biográficos:
- Licenciadas en Trabajo Social – Universidad de Buenos Aires.
- Coordinadoras de la Unidad Coordinadora de Prevención y Atención Integral a Niñas, Niños y Adolescentes en Situación de Explotación Sexual – Dirección General de Niñez y Adolescencia – Ministerio de Desarrollo Social – Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires (Marzo 2008 – Actualidad)
- Integrantes del Programa Contra Toda Forma de Explotación – Consejo de los Derechos de Niñas, Niños y Adolescentes - Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires (Noviembre 2004 – Marzo 2008)



En el presente trabajo realizaremos una conceptualización de la problemática de explotación sexual de niñas, niños y adolescentes. Haremos una descripción sobre las diferentes formas en que pueden presentarse las situaciones de explotación sexual y las consecuencias que ella genera. A partir de un análisis de las políticas públicas en relación a la temática, basado en experiencias de trabajo específicas, propondremos como metodología, el acompañamiento integral a niñas/os y adolescentes en situación de explotación sexual, y acciones tendientes a la sensibilización y capacitación, apuntando a la prevención.

Entendemos por explotación sexual de niñas, niños y adolescentes al sometimiento de las/ os mismas/ os en actividades sexuales a cambio de remuneración o de cualquier otra retribución. Es una forma de extrema violencia y abuso por parte del adulto que emplea al niño/a o adolescente, basándose en una relación desigual de poder.
Es una problemática inmersa dentro de un sistema capitalista, y patriarcal, que la genera y reproduce. Es un problema social que afecta a un número significativo de personas, cuyas causas están ligadas al sistema socio-económico. Por lo tanto es importante no naturalizar esta situación, sino que se pueden generar acciones tendientes a su modificación.

En el Sistema capitalista y patriarcal los cuerpos aparecen como mercancía que puede comprarse y venderse dentro del mercado, despojándolos de su subjetividad. Las desigualdades de poder según las identidades de género de las personas son construidas socialmente. Estos lugares diferenciados de poder producen situaciones de sometimiento y violencia donde una identidad de genero prevalece sobre las otras. Este es el sustento que posibilita la explotación de los cuerpos de las mujeres , niñas/os y adolescentes.

Es relevante visibilizar que esta problemática afecta tanto a niñas mujeres, niños varones, niñas travestís y otras identidades de género no hegemónicas.
Distinguimos esta definición de la de “prostitución infantil”, dado que esta última responsabiliza a quienes en realidad son víctimas de un delito. Los/as niños/as y jóvenes no “se prostituyen”, sino que se encuentran dentro de una relación de sometimiento, en la cual hay un adulto y un sistema que funcionan como explotadores. Tampoco coincidimos con la definición que encuadra a esta problemática como una de las peores formas de trabajo infantil.

Consideramos que en ninguna de las situaciones se puede tomar en cuenta la noción de “consentimiento”, dado que cada niño, niña o adolescente que se encuentra bajo una situación de explotación sexual, es ubicado dentro de una relación de desigualdad frente a quienes funcionan como explotadores (proxenetas, prostituyentes, tratantes), y frente a un sistema socioeconómico, político, cultural, que genera y sostiene necesidades, que le son funcionales para garantizar su reproducción.

En relación a esta problemática existen diversas legislaciones tanto nacionales como internacionales que plantean la necesidad y obligación de los Estados de erradicar la explotación y proteger a los niños/as de la misma.

- En la Ciudad de Buenos Aires: la Ley 114 de Protección Integral de los Derechos de Niños, Niñas y Adolescentes, la Ley 2443 de Erradicación de la Explotación Sexual Comercial de Niños, Niñas y Adolescentes, la Ley de Asistencia Integral para las Víctimas de Trata de Persona, entre otras.

- A nivel Nacional: la Ley 26.061 de Protección Integral de los Derechos de Niños, Niñas y Adolescentes y la Ley 26.364 de Prevención y Sanción de la Trata de Personas y Asistencia a sus Víctimas, entre otras.

- A Nivel Internacional: la Convención de los Derechos de Niños, Niñas y Adolescentes, Convenio de las Naciones Unidas para la Represión de la Trata de Personas y de la Explotación de la Prostitución Ajena, Declaración Universal de Derechos Humanos, Convención Americana sobre Derechos Humanos, Convención sobre la eliminación de todas las formas de discriminación contra la mujer, Convención interamericana sobre Tráfico Internacional de Menores, Protocolo para prevenir, reprimir y sancionar la trata de personas especialmente de mujeres y niños, el Protocolo Facultativo de la Convención de los Derechos del niño, relativo a la venta de niños, la prostitución infantil y la utilización de niños en la pornografía.

La situación de explotación sexual por la que atraviesan los niños, niñas y adolescentes se manifiesta de distintas maneras de acuerdo a determinadas condiciones. Por esto, no se pretende realizar una tipología o clasificación sobre modalidades de explotación sexual, sino presentar diferentes situaciones con las que se fue tomando contacto a lo largo de la experiencia de trabajo, requiriendo cada una de ellas estrategias de intervención acordes a las mismas.

La explotación sexual puede presentarse enmarcada en redes organizadas con tales fines. Dichas redes pueden ser de gran magnitud o de menor escala (pequeños grupos de proxenetas). A su vez estas redes pueden tener como objetivo la trata de personas con fines de explotación sexual. A partir de la experiencia de trabajo pudimos identificar que estas situaciones no necesariamente se originan mediante secuestros y están ligadas a la esclavitud y el encierro, sino que también se utilizan otros mecanismos de control y sometimiento. Pueden producirse, a su vez, dentro de circuitos de turismo sexual.

Otra forma en la que se presentan las situaciones de explotación es relacionada a la pornografía infantil (Fotos, videos, chat con contenido abusivo)
Consideramos necesario resaltar que incluimos en el concepto de explotación sexual aquellas situaciones en las cuales no hay presencia de proxenetas o redes. Los prostituyentes pueden ser personas que circulan en vehículos, frecuentan la zona o que viven allí, sin utilizar intermediarios. El intercambio no es siempre monetario, puede ser también por ropa, comida, por la posibilidad de bañarse, entre otras cosas.

Las situaciones mencionadas se producen tanto en la vía pública como en lugares privados (departamentos, prostíbulos, bares, entre otros).

Existen situaciones en las que los/ as niños, niñas y adolescentes se encuentran conviviendo con su grupo familiar y son explotados/ as sexualmente por adultos. Esto puede ocurrir con o sin participación de dichas familias.
Asimismo los/as niños/as y adolescentes pueden encontrase viviendo solos/as o junto a grupos de pares. Un ejemplo de esto es el de las niñas, adolescentes y jóvenes travestis que vienen de diferentes provincias y se instalan en hoteles de la Ciudad de Buenos Aires y son explotadas sexualmente.

La permanencia en la calle genera un nivel de mayor exposición ante esta problemática, es por esto que muchos/as niños/as y adolescentes que están en situación de calle, son víctimas de explotación sexual.

Otras de las situaciones en las que se encuentran algunos niños/as y adolescentes es en lugares cerrados en condiciones de esclavitud.

A lo largo de nuestro proceso de trabajo en relación al tema, pudimos observar la magnitud del daño que genera esta problemática en cada una/o de los niños/ as y adolescentes con los/ as que trabajamos. Esto se evidencia en diferentes consecuencias en la subjetividad y en la construcción de la identidad.

Estas situaciones producen sentimientos de baja autoestima, culpa, desconfianza, responzabilización, ansiedad, trastornos disociativos, pudiendo desarrollar procesos de trauma complejo.

A su vez, estos/as niños/as y adolescentes suelen tener conductas de autoagresión (consumo, cortes, bulimia y anorexia, intentos de suicidio, etc.) y atraviesan situaciones de exposición constante a la revictimización. Asociado a esto último, la situación de explotación sexual aparece como la única opción posible. Este sentimiento tiene su correlato en las respuestas institucionales, desde donde se les limita el acceso a diversos derechos como la educación, la salud, el trabajo. Esto está relacionado a los prejuicios, la discriminación y estigmatización que existen en torno a esta problemática.

Además de lo mencionado, se presentan diversas consecuencias físicas como enfermedades de transmisión sexual, lesiones, entre otras.
En relación a la cantidad de niñas, niños y adolescentes que son explotados sexualmente, señalamos que no hay una sistematización de datos cuantitativos en la Ciudad de Buenos Aires. En los programas que atienden la temática específica u otros que tienen contacto con niñas, niños y adolescentes, los registros acerca de la cantidad de población atendida que se encuentra o encontró en situación de explotación sexual, tienen escasa información, y la misma se encuentra fragmentada. Asimismo, por ser estos programas de poco alcance, sean gubernamentales o no, no hay acceso a una gran cantidad de chicos y chicas.

Por otro lado, existe una dificultad en torno a la forma de registro, ya que en muchas situaciones, varios programas trabajan con los mismos/as chicos/as, por lo cual se ve obstaculizada la posibilidad de llegar a datos fehacientes. También existen dificultades en relación al acceso a situaciones de explotación sexual que se producen dentro de lugares cerrados (prostíbulos, departamentos privados, whiskerías, etc.), por lo cual un gran porcentaje de chicos/as que son explotados/as sexualmente quedan por fuera de los registros.

En relación a las zonas donde se producen las situaciones de explotación, se cree muchas veces que las mismas ocurren únicamente en algunos barrios comúnmente asociados a la problemática, debido a su visibilidad. Sin embargo las situaciones en la Ciudad de Buenos Aires, se presentan indistintamente en diferentes lugares o barrios.

La complejidad de esta temática y las múltiples dimensiones involucradas demandan el desarrollo de una política integral que se enmarque en la concepción de las niñas/os y adolescentes como sujetos de derechos. Esta debe estar sostenida en políticas universales que apunten a garantizar los derechos básicos, como así también a deconstruir la visión hegemónica patriarcal. Debe ser desarrollada por el Estado porque es quien debe garantizar estos derechos. La responsabilidad es del Estado, pero también se requiere de un trabajo con el conjunto de la sociedad, a fin de desnaturalizar determinadas construcciones sociales, que producen y reproducen dicha problemática.

Por lo expuesto, creemos necesaria la existencia de políticas que apunten tanto a la prevención de estas situaciones, como la atención de los/ as niños/ as y adolescentes.

En la actualidad, las políticas sociales existentes no responden a la complejidad de la problemática. Las mismas son focalizadas, con escases de recursos, fragmentadas, con trabajadores/as en condiciones de precarización, desarticuladas, discriminatorias. Los dispositivos de atención especializada son escasos y cuentan con una cantidad insuficiente de personal, lo cual, sumado a las características recién mencionadas de la política pública en general, provoca que sean de poco alcance y con poca capacidad de respuesta.

Recalcamos la necesidad que los programas específicos contemplen tanto el acompañamiento de los/ as niños/ as y adolescentes, como así también acciones tendientes a la prevención y sensibilización en la temática. En relación a esto se requiere la capacitación y asesoramiento a aquellos equipos que intervienen con niños/as y adolescentes, siendo que existe un gran desconocimiento sobre la explotación sexual, y prejuicios que configuran imaginarios sociales que se plasman en las prácticas concretas. Creemos necesaria la realización de talleres de sensibilización, capacitación y formación. Dichos talleres deben ser realizados con todas aquellas personas que desarrollan funciones con niñas, niños y adolescentes sin necesidad de que trabajen específicamente con la problemática. Esto es importante para poder generar estrategias de detección, de una adecuada atención en caso de ser necesario.

Por otro lado, también ponemos énfasis en la necesidad de generar espacios de investigación y sistematización que permitan obtener y ordenar información cuantitativa y cualitativa sobre la problemática. Dicha información brinda una herramienta existencial para poder realizar un análisis crítico sobre la misma, como así también evaluar en forma constante y repensar las políticas implementadas al respecto.

A partir del trabajo realizado con cada uno/a de los niños/as y adolescentes llegamos a la conclusión de que no podemos postular un “modelo” de trabajo como algo rígido y estanco, debido a que cada niña, niño y adolescente es un ser particular, que transitó disímiles recorridos de vida. Sin embargo podemos compartir ciertos criterios que consideramos que deben ser incluidos en el trabajo con quienes fueron o son sometidos a situaciones de explotación sexual.

Utilizamos como metodología de trabajo el “Acompañamiento Integral”. El mismo debe realizarse abarcando diferentes áreas tales como: salud, educación, vivienda, identidad, inserción laboral, acceso y ejercicio de sus derechos, pertenencia a espacios sociales, relaciones vinculares afectivas, relación con su cuerpo, relaciones de poder, entre otras. El trabajo a realizarse puede implicar tanto instancias individuales, como grupales.

Este acompañamiento requiere un trabajo articulado con las instituciones, organizaciones barriales y comunitarias, organizaciones militantes en la lucha contra la explotación sexual. Esta articulación posibilita recabar datos, historizar, contextualizar cada recorrido particular de vida. Esto también impide la sobreintervención y la exposición innecesaria evitando la superposición de políticas y recursos. Asimismo es necesario trabajar con distintos equipos o referentes, en función de desarrollar estrategias de trabajo conjunto.
El trabajo territorial permite conocer particularidades de cada barrio o comunidad, con el fin de poder pensar estrategias y líneas de acción acordes a cada situación puntual.

Proponemos trabajar institucionalmente con el objetivo de problematizar la explotación sexual, revisando las concepciones, para así evitar estigmas, victimización y persecución que rodean a quienes se encuentran o encontraron en esa situación.

También es preciso asesorar a los equipos en torno a los cuidados a tener en cuenta para preservar a cada niño, niña y adolescente, como por ejemplo en relación a la vinculación de cada uno/a con los explotadores, a la presencia de estos últimos en las instituciones u organizaciones (presentándose generalmente como un “amigo”, “familiar” o “referente de confianza”).

El acompañamiento debe diseñarse considerando las necesidades, intereses y deseos de las niñas, niños y adolescentes, siempre teniendo en cuenta el contexto específico en el que se encuentran, como así también el respeto de sus identidades, evitando cualquier acción que implique una presión u orientación forzosa tendiente a la “definición” de su identidad de género y/o orientación sexual.

Tenemos como premisa el trabajo a partir de la construcción de un vínculo cercano y de confianza en el cual se encuentren seguros y protegidos, que les permita expresarse libremente. Este vínculo permite correrlas/os del lugar de objeto en el que son ubicadas/os generando modificaciones a nivel subjetivo. Este mismo vínculo es el que posibilita pensar los acompañamientos como procesos a mediano y largo plazo.

La noción de proceso incluye acompañarlas/os por las diferentes instancias que atraviesan, realizando un trabajo de “problematización”, que implica comenzar a desnaturalizar y desandar la situación de explotación sexual, potenciando capacidades. La modificación de estas situaciones no se dan en forma inmediata y automática como muchas veces se interpreta, cuando se postulan objetivos orientados al “rescate”. Este proceso será particular en cada niña, niño y adolescente, al igual que los tiempos necesarios para la intervención. Es por ello que la política debe contemplar la atención y acompañamiento tanto en el momento en que se encuentran en situación de explotación sexual como posteriormente a la misma. Esto es de suma importancia dado que la problemática es de tal complejidad que requiere trabajar los daños producidos antes mencionados previniendo posibles revictimizaciones.

En el acompañamiento de dichos procesos creemos sumamente necesario la inclusión de los/as mismos/as en espacios de tratamiento psicológico especializados en situaciones de explotación sexual. Los mismos requieren profesionales con capacitación en la temática. Asimismo también debe considerarse el armado y/o fortalecimiento de redes sociales (familiares, grupos de pares, comunitarias, etc) para cada uno/a de ellos/as que funcionen como sostén y que los/as acompañen en los procesos mencionados.

Otro aspecto relevante a tener en cuenta, es generar las denuncias correspondientes a proxenetas y prostituyentes (comúnmente llamados “clientes”) implicados en las situaciones particulares de los niños y niñas. Sin estas instancias, el trabajo realizado con los niños o niñas resultaría insuficiente, encontrándose permanentemente expuestos/ as. Es necesario acompañar a los/ as chicos y chicas víctimas de estas situaciones en el proceso previo, durante y posterior a la realización de las denuncias judiciales, debido a que estos suelen caracterizarse por ser procesos largos y revictimizantes.

En relación a este aspecto señalamos la necesidad de establecer circuitos de intervención claros, con sus respectivos protocolos, que permitan abordar las diferentes formas en que se presentan las situaciones de explotación sexual.
Señalamos que una política integral que trabaje en esta problemática debe contar con equipos de trabajo interdisciplinarios, aportando desde cada formación. Esto no quiere decir que cada profesional actúe solamente desde allí, sino que se pueda lograr un verdadero trabajo de interrelación, rompiendo con las concepciones de atención fragmentada.

Estos equipos deben estar debidamente capacitados en la problemática y tematicas afines, por lo que se requiere de espacios permanentes de reflexión y formación. Esta tarea se puede realizar a partir de la socialización de las experiencias de trabajo en situaciones de explotación sexual, de otras experiencias que aporten a la temática, de bibliografía y también de materiales audiovisuales. Es importante poder estar al tanto de los conceptos y marcos ideológicos que se manejan a nivel internacional, así como también de los debates y disputas constantes que circulan en torno al tema. Asimismo, es fundamental poder poner a revisión las prácticas de trabajo, de modo de no quedarse en un esquema único, sino en poder enriquecerlo periódicamente.

A su vez es indispensable contar con espacios externos de supervisión en el cual se puedan repensar las prácticas y los atravesamientos subjetivos que las mismas implican. Los postulados en relación al cuidado y a la protección de cada niña, niño y adolescente se deben extender a los trabajadores y a las trabajadoras, entendiendo que la intervención en este tipo de problemáticas con un gran nivel de exposición, donde se vivencias situaciones con alto grado de vulnerabilidad y de trauma, puede traer consecuencias desfavorables para quienes trabajan en ella a diario.

Por último, es importante analizar las condiciones laborales de los trabajadores y las trabajadoras que desarrollan sus tareas en las políticas públicas. Si las condiciones son de precarización, el programa, servicio, etc. también será precario en torno a sus posibilidades de trabajo. En muchos casos, la experiencia demuestra que la superación de la capacidad de respuesta objetiva, se relaciona intrínsecamente con el nivel de compromiso y la voluntad de los/ as trabajadores / as, y no con la voluntad política de los organismos.

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