viernes, 13 de agosto de 2010

PONENCIA: JOSEPHINE ELIZABETH GREY BUTLER


JOSEPHINE ELIZABETH GREY BUTLER, FUNDADORA DEL
ABOLICIONISMO FEMINISTA
Su vida - su obra - su legado


“PRIMERAS JORNADAS NACIONALES ABOLICIONISTAS SOBRE PROSTITUCIÓN Y TRATA DE MUJERES NIÑAS/OS”

FACULTAD DE FILOSOFÍA Y LETRAS - UBA – 4 Y 5 DE DICIEMBRE DE 2009


PONENTE: Sara Torres
Directora Argentina de la Coalición Internacional contra el Tráfico de Mujeres, Niñas y Niños
(CATW-LAC) - Cordinadora Mercosur
Red Internacional de Derechos Humanos

Esta es una breve reseña biográfica sobre Josephine Elizabeth Grey Butler, la fundadora ideológica y material del feminismo abolicionista.

Creó y desarrolló su ideario abolicionista desde la óptica feminista y fue capaz de instalarlos pese al patriarcado del siglo diecinueve.

Y esos principios tienen una claridad ideológica aún vigente. Nada hay que cambiar allí. Poco podemos agregar. Dos siglos después, aún nos guían y nos inspiran.

Hoy el deber que debemos asumir y ser capaz de cumplir, es el mantenerlos vivos, y asegurar el cumplimiento del Convenio ONU 1949 contra la explotación de la prostitución ajena y la trata a tal fin, basado en sus luminosas ideas.

Puntos fundamentales de su ideología


Formación de Josephine y su primer enfrentamiento con la misoginia
Inicio de su compromiso con el tema de la prostitución
Las ideas básicas de Josephine
Su entereza física y emocional
El conflicto por las Leyes Sanitarias
Logros Abolicionistas
El feminismo de Josephine

Feminista, protestante anglicana, activista por las libertades civiles.

Introducción

Josephine Elizabeth Grey nació en Inglaterra en abril del 1828 y murió en diciembre de 1906. Dedicó la mayoría de sus actividades a la ayuda de las mujeres en situación de prostitución, de las cuales había una enorme cantidad en la Inglaterra del Siglo XIX, en donde la aristocracia y la allí llamada “clase dirigente” explotaban sin misericordia a la clase trabajadora tanto urbana como rural, cuya vergonzosa situación, basada en datos oficiales. fue expuesta en El Capital, de Karl Marx, Tomo I.

Se casó a los 24 años con George Butler, un profesor de la Universidad de Dirham. Luego, a lo largo de los años, realizó una intensa actividad en pro de las mujeres en general, y en especial con las que estaban en situación de prostitución, así como en otros campos, siempre como muy activa miembro del movimiento feminista.
No parece existir ningún libro en español sobre Josephine Grey Butler, pero sí hay varios en inglés.[1]

En la página Web de la Universidad Metropolitana de Londres, sector Biblioteca de Mujeres, está su colección de cartas [2] y en la de la Universidad de Indiana, en el sector Butler tiene digitalizados sus principales escritos [3]
Decir Era Victoriana evoca inmediatamente imágenes del esplendor del Imperio Británico, el capitalismo salvaje con su explotación a los trabajadores, de la hipocresía y represión sexual.

Pero para las mujeres evoca también a Josephine Grey Butler, el nacimiento del Feminismo Abolicionista y la lucha contra la explotación de la prostitución ajena y las inequidades de género.

Sin embargo, ha quedado oscurecida la participación de los varones, en la Asociación Nacional por el Rechazo a las Leyes de Enfermedades Contagiosas.
Igualmente oscurecida quedaron los grupos en pro libertades civiles, que incluyó a John Stuart Mill, hoy el primer icono del neoliberalismo económico que se desentiende de las mismas y de los seres humanos, pero cuyo ideario -hoy distorsionado- sí lo tomaba en cuenta.

Hoy, un siglo y medio después, vuelve a plantearse el problema de la reglamentación de la prostitución, que en realidad debería ser llamada “reglamentación de la explotación de la prostitución ajena” o mejor aún, empleando una frase de Josephine Grey Butler “legalización reglamentada del vicio sexual”....

De modo que después de tantos años, la feministas estamos luchando solas, quizás más solas aún que en aquel entonces.

De aguda inteligencia, carismática oradora y temible polemista, Josephine fue capaz de descolocar a los partidarios de la prostitución y su reglamentación mediante conceptos y frases memorables como las siguientes:
"Si la prostitución es una institución de seguridad pública y como tal, debería ser organizada por los gobiernos, entonces los Ministros, los Jefes de Policía, los altos funcionarios y los médicos que la defienden, faltarán a sus deberes si no consagran a ella a sus propias hijas. "
"Si la prostitución es realmente una necesidad, entonces el Estado debería ser "agradecido y tierno" para con esas mujeres, en vez de oprimirlas.
"El respaldo a la "necesidad" de impureza de los varones, a esta legalización del vicio, y a la institucionalización de la esclavitud de las mujeres, es las más abierta negativa que en los tiempos modernos hemos al respeto individual de los seres humanos."
"El reconocimiento público de la supuesta necesidad [de la prostitución] es profundamente degradante para los varones lo mismo que la admisión de que, total y desesperanzadamente son esclavos de sus pasiones, y es un incentivo al aumento de la inmoralidad".

Puntos fundamentales de su ideología:

1º: Que el vicio lo generaban los varones, contrariando la tradicional ideología que lo hacía recaer-provenir-originario en las mujeres.

2º: Que las mujeres prostituidas eran víctimas de la doble moral sexual, siendo explotadas por la opresión masculina.

3º: Que el sistema de la prostitución constituía una verdadera forma contemporánea de esclavitud que oprimía a las mujeres y afrentaba a la humanidad en su conjunto.

4º: Puso siempre el acento en la responsabilidad de los varones y en su rol como proveedores y compradores de la prostitución.

La primera parte de este trabajo se concentra en los problemas de fondo que enfrentó Josephine Grey Butler y que se mantienen actualidad, detallando el ideario por ella desarrollado.

La segunda detalla el problema coyuntural de la Inglaterra del Siglo XIX, las leyes sanitarias que supuestamente impedirían la propagación de las enfermedades venéreas, pero que en la práctica se usaron para reglamentar (y de hecho legalizar) la prostitución y para hostigar a las mujeres. .

Formación de Josephine y su primer enfrentamiento con la misoginia.

La posición filosófica de Josephine Grey Butler deriva de la personalidad de su padre, John Grey, un terrateniente conocido tanto por su benignidad para con sus arrendatarios como por su apoyo a la abolición de la esclavitud y la extensión del derecho al voto, entonces limitado a la “clase dirigente”.

John Grey alentaba a sus hijos a interesarse en los problemas del momento. Así es que Josephine se acostumbró a hablar de política con su padre y a participar en las reuniones políticas que tenían lugar en la casa.

De la Universidad de Durham el esposo de Josephine pasó a la Oxford, en la que imperaba una atmósfera misógina. Los colegas de su esposo mostraban desprecio e indiferencia por las opiniones de Josephine, pues consideraban que no valía la pena escuchar la opinión de las mujeres.

Allí tuvo su primera experiencia con “la doble moral”, cuando una muchacha fue seducida, embarazada y abandonada por un profesor, y luego encarcelada por infanticidio. Josephine urgió al Director del Colegio a considerar respecto a ese crimen la responsabilidad del hombre que la había engañado, pero este se negó.

Como al ser liberada la muchacha se enfrentaría con la hostilidad social, ella convenció a su esposo para darle trabajo en su casa, luego de liberada, como empleada doméstica. Ese es el primer antecedente conocido respecto a su preocupación por las mujeres víctimas de los hombres.

Josephine y la enseñanza de las mujeres

Tiempo más tarde, ya mudados los Butler a Liverpool donde George fue Subdirector de un colegio, Josephine se fue convirtiendo en muy activa miembro del movimiento feminista, interviniendo en la campaña pro educación superior de las mujeres; así, en 1867 participó en la fundación del Consejo de Inglaterra del Norte para Promoción de la Educación Superior de las Mujeres, del cual fue su primer Presidente.

Las actividades incluían cursos y enseñanza pública, ampliadas luego al Programa de Extensión Universitaria y peticiones a la Universidad de Cambridge para que admitiera mujeres en la Educación Superior, cosa lograda en 1869.

Aunque el interés de algunos miembros del Consejo no iban más allá de proveer cursos
universitarios para ocupar el tiempo libre de las aburridas mujeres de las familias acomodadas, los objetivos de Josephine eran más amplios. En 1868 escribió su primer folleto: “Educación y empleo para las mujeres”.

Allí puntualizaba que las chicas de familias pobres estaban siempre en desventaja porque no existía para las mujeres algo equivalente al aprendizaje disponible para los muchachos, y como solo podían obtener empleos no calificados con muy bajos salarios, muchas veces eran tentadas y llevadas a la prostitución.

Ella sostenía también que las mujeres no eran menos inteligentes que los varones, tal como en ese entonces creía la mayora de la gente, y llamaba a rechazar las restricciones legales contra el empleo de las mujeres.

El año siguiente escribió un algo más extenso, llamándolo “El trabajo y la cultura de las mujeres” donde ella y sus contribuidores pedían igualdad de derechos para las mujeres en muchos aspectos, incluyendo el derecho al voto y que las mujeres casadas pudieran administrar su patrimonio.

En la Introducción pedía capacitación para las hijas de los artesanos y trabajadores, argumentando que los avances de la ciencia y tecnología habían no se reflejaban en la educación de las mujeres, que estaba desfasada respecto a las necesidades de la industria moderna.

Inicio de su compromiso con el tema de la prostitución

Josephine tuvo su primer contacto con las mujeres prostituidas al visitar una Workhouse de Liverpool; las “workhouses” eran refugios o talleres donde las parroquias acogían a las personas en situación de extrema pobreza.

Allí descubrió que la mayoría de las pensionistas habían estado en situación de y tanto despertaron su compasión que comenzó a usar su casa como refugio para quines estaban enfermas o hambrientas.

Consciente de que muchas chicas habían tomado ese camino por su pobreza, trató de enseñarles algún trabajo más calificado que el de sirvientas, que, por lo general, era su único medio de vida.

Entonces instaló un pequeño negocio para fabricar sobres, cuyos ingresos ayudaban a cubrir los gastos del refugio.

En esas circunstancias fue cuando formuló el primer punto de su ideología: que esas mujeres eran víctimas explotadas por la opresión masculina, y por la doble moral sexual.

Era la primera vez que esos conceptos se exponían públicamente.

Las ideas básicas de Josephine

Las ideas que formuló sobre el problema fueron revolucionarias para la época, aunque la palabras más apropiada sería “subversivas”, por el modo en que en ponía en tela de juicio las prácticas de dominación sexual masculinas.

Los textos de Josephine E. Grey Butler pusieron el acento en la responsabilidad de los varones y en su rol como proveedores y compradores de la prostitución.

Ella interpeló a los legisladores de la época haciendo hincapié en una justicia de dos niveles - una para los varones y otra para las mujeres - sobre la que estaba basada la reglamentación de la prostitución.

Planteaba que mientras la esclavitud acababa de ser abolida en la mayor parte de los países europeos, el sistema de la prostitución constituía una verdadera forma contemporánea de esclavitud que oprimía a las mujeres y afrentaba a la humanidad en su conjunto.

Igualmente, rechazó los argumentos sobre la sexualidad masculina calificada de “irreprimible”, un pretexto extensamente utilizado para legitimar la supuesta necesidad de la prostitución, tarea retomada por las feministas durante la primera mitad del siglo XX.

Tarea esta que deberemos re-retomar nosotras. Recuerden el caso del prostíbulo “Puente de Fuego” en Inriville, Córdoba, cuando para justificar su benevolencia para con los dueños de prostíbulos los fiscales opinaron que estos eran necesarios para las necesidades irreprimibles de los varones y agregaron que así se evitaba la violación de las “mujeres decentes”. http://www.pagina12.com.ar/diario/sociedad/3-68026-2006-06-08.html

Su entereza física y emocional

Otro obstáculo que debió soportar fue la hipocresía prevaleciente, que consideraba impropio para una mujer decente mencionar el tema de la prostitución en público.

Así, en los primeros años de la Asociación Nacional de Damas, la prensa la denunció a ella y a Josephine Grey Butler por desvergüenza e indecencia, siendo la opinión que lo mejor era barrer todo el asunto debajo de la alfombra.

Además de esa agresión social, Josephine fue objeto de hostilidad y numerosas agresiones físicas, y no emanadas de la gente común, sino organizadas por los proxenetas y dueños de burdeles, siendo la intimidación y violencia una constante.

Ella y una compañera llegaron a una localidad donde al día siguiente debían efectuar un acto de campaña, pero ninguno de los hoteles quiso admitirlas, porque un grupo de provocadores que se juntó en la calle amenazó con destruir el edificio, problema superado por un trabajador y su familia, que las alojaron discretamente en su casa.

En una ocasión intentaron alquilar un salón para efectuar la reunión (meeting o mitin) pero todos se negaron, y debieron realizarla en un pajar.
Otra vez ella y una amiga realizaban un mitin en la calle, fueron reconocidas por una turba y debieron escapar, logrando salvarse porque se escondieron en un sótano.

En otro caso Josephine estaba hablando cuando el local comenzó a ser invadido por una pandilla de atorrantes contratados, pero pudo salvarse saltando a través de un escotillón.

En una reunión su discurso fue interrumpido por una turba de provocadores, que le pegaron y la tiraron al suelo, pateándola luego.

EL CONFLICTO POR LAS LEYES SANITARIAS

Sintéticamente, el problema tuvo este desarrollo:
1) Como hacia medidos del Siglo XIX las enfermedades venéreas causaban estragos entre las tropas se ordenó su inspección genital obligatoria periódica, suspendida muy poco después alegando que era degradante para su moral y autoestima.

2) Ante ello se aprobó en 1864 la primera Ley de Enfermedades Contagiosas, para que la inspección genital obligatoria periódica se le efectuara a las mujeres que vivían de la prostitución (cuya autoestima evidentemente tenía a todos sin cuidado) por la cual los jueces podían disponer exámenes forzosos.

Entonces, en 1869 ella resultó la mujer adecuada para el rechazo a la Ley de Enfermedades Contagiosas, aprobada en 1860 y modificada en 1864, 1866 y 1869 como una reglamentación estatal de la prostitución para controlar la propagación de las enfermedades venéreas, especialmente en las fuerzas armadas.

Indignada por esta situación de injusticia social que según ella agravaba la victimización de las mujeres que estaban en situación de prostitución y que consideraba una forma extrema de discriminación sexual, después de que un grupo de médicos le pidiera que lanzara una campaña contra la reglamentación de la prostitución, Josephine redactó un Manifiesto que fue firmado por 1220 personalidades de la época.

Esa ley inglesa asimilaba el sistema reglamentarista de la prostitución impuesto por Napoleón III, pronto denominado sistema francés” e imitado en gran número de países europeos, en nombre de la salud pública y so pretexto de luchar contra las enfermedades venéreas.

Fue ideado por un médico francés que consideraba la prostitución como un “mecanismo de desagüe” y asimilaba la eyaculación a una “evacuación orgánica”; estaba fundado en una visión de la sociedad y de la sexualidad humana donde las mujeres quedaban reducidas a meros instrumentos y receptáculos del placer sexual masculino.

Se había instaurado una política de “control y buenas prácticas” para vigilar su correcto funcionamiento, con el cual el patriarcado se beneficiaba, los proxenetas y traficantes podían desarrollar sus negocios con toda impunidad pues su actividad no constituía delito, y las municipalidades cobraban los buenos impuestos que debían oblar los prostíbulos.

Pero por otro lado, las mujeres prostituidas, generadoras del ese “dinero fresco”, estaban sometidas a vejaciones, servidumbres, y controles sanitarios que eran auténticas torturas sexuales.

La ley inglesa permitía a los jueces ordenar el examen genital de las mujeres prostituidas y detener a las infectadas durante tres meses en un “hospital de encierro” para su cura; la negativa a examinarse se castigaba con prisión.
Bastaba la acusación de prostitución por parte de un oficial de policía para que se ordenara el examen.

Originalmente esas leyes regían solo en zonas tales como puertos y ciudades con guarniciones militares, pero en 1869 se intentó extenderlas a todo el país.

Esto originó una fuerte oposición de feministas, defensores de las libertades civiles y de cristianos, fundándose la Asociación Nacional de Damas contra la Ley de Enfermedades Contagiosas, que posteriormente incluyó a los varones.

Tal movimiento pronto se extendió al continente europeo, EEUU y muchas colonias, encontrando rápidamente gran eco tanto en los medios laicos como religiosos. Numerosos intelectuales que defendían un humanismo laico se unieron al movimiento abolicionista, especialmente Jean Jaures y Víctor Hugo en Francia.

Igualmente adhirieron al combate abolicionista las mujeres militantes del movimiento por la emancipación de las mujeres.
Los textos de Josephine Grey Butler pusieron el acento en la responsabilidad de los varones y en su rol como proveedores y compradores de la prostitución.

Ella interpeló a los legisladores de la época haciendo hincapié en una justicia de dos niveles - una para los varones y otra para las mujeres - sobre la que estaba basada la reglamentación de la prostitución.

Planteaba que mientras la esclavitud acababa de ser abolida en la mayor parte de los países europeos, Josephine Grey Butler consideraba que el sistema de la prostitución constituía una forma contemporánea de esclavitud que oprimía a las mujeres y que atentaba contra la humanidad en su conjunto.

Igualmente rechazó los argumentos sobre la sexualidad masculina calificada de “irreprimible”, un pretexto extensamente utilizado para legitimar la supuesta necesidad de la prostitución, tarea retomada por las feministas durante la primera mitad del siglo XX.

En 1883, la “British Contagious Deseases Acts” (ley sobre las enfermedades contagiosas), que se dirigía a las mujeres que ejercían la prostitución, fue suspendida.

En 1885, la “Criminal Law Amendment Act” de Inglaterra, aumentó la edad de consentimiento a 16 años, e impuso sanciones a los traficantes y gerentes de prostíbulos y todos aquellos que explotaren la prostitución de mujeres.

Finalmente, la suspendida “British Contagious Deseases Acts” (ley sobre las enfermedades contagiosas) fue definitivamente derogada en 1886, 19 años después de que Josephine Grey Butler lanzara su combate.

Mientas tanto, en 1885 Josephine había sido convocada para otra campaña, llevada adelante por la Pall Mall Gazette, una serie de artículos titulada “La contribución de las doncellas a la Moderna Babilonia", exponiendo el alcance de la prostitución en Londres.

Josephine desplegó gran actividad internacional; viajó al continente europeo en donde encontró hostilidad por parte de las autoridades y recibió fuerte respaldo de los grupos feministas.

Fue fundadora de la Federación Abolicionista Internacional, para abogar contra la legalización de la prostitución y la trata de mujeres y niños, y dirigió otra campaña, contra la Ley de Enfermedades Infeccionas impuesta en la India por el Virrey Inglés en 1897.
C
ontinuó haciendo campaña hasta 1900; llegó a ver la firma en París 1904 del primer acuerdo internacional sobre “la trata de blancas”, y murió en 1906 a los 68 años.

Logros Abolicionistas:

En 1910 se firmó en París otro instrumento internacional la “trata de blancas.
Luego de la I Guerra Mundial, el tema fue retomado por la Sociedad de las Naciones, con destacada participación de la feminista francesa Mme. Avril de Sainte Croix, una de las figuras más destacables que a partir de 1919 dieron impulso a las reivindicaciones abolicionistas ante el organismo.

La Sociedad creó en 1919 un “Comité de Seguimiento” sobre todas las cuestiones relativas a los derechos de las mujeres y a la trata con fines de explotación sexual. Los gobiernos y las asociaciones realizaban informes sobre los salarios de las mujeres, su situación económica, y la situación de la prostitución en numerosos países, aprobándose en 1921 un nuevo Tratado sobre el particular.

Posteriormente Mme. Marcele Legrand Falco, fundadora en 1926 de la Rama Francesa del Movimiento Abolicionista llevó a cabo una gran campaña en Francia no solo de los derechos civiles e igualdad económica de las mujeres, sino de las reivindicaciones abolicionistas, cosa nada fácil en el país cuna del reglamentarismo (gracias a y cuyas fuerzas coloniales, cada vez que fundaban un cuartel o villorrio lo primero que construía y ponía a funciona era “la zona roja”.

En 1927 la Sociedad realizó una importante “investigación de campo” para conocer in-situ cómo actuaban los tratantes de blancas fuera de Europa, por lo cual se impulsó un nuevo Tratado, esta vez referido a las mujeres mayores de edad, ya que los tres primeros se referían solo a menores, aprobado en 1933 .
Otro “estudio de campo” fue efectuado en 1932, confirmando lo informado por el primero: que la reglamentación de la prostitución y, especialmente, el funcionamiento de los burdeles, era lo que favorecía la trata nacional e internacional.

En este mismo periodo, grandes asociaciones de defensa de los derechos humanos, como la Liga de Derechos Humanos se adhirieron a los reclamos abolicionistas. Desde su origen, el movimiento abolicionista interpeló a los gobiernos para que pusieran fin al sistema de la reglamentación.

Ya se había constatado de forma evidente que este sistema facilitaba la trata de seres humanos. Además, se establecieron los nexos de unión entre la prostitución, la trata y la pornografía, calificando a esta como “publicaciones obscenas”.

Es así como nació la idea de una nueva Convenio Internacional para la represión de la trata y de la explotación de la prostitución ajena. Los trabajos de redacción se terminaron en 1937, girándose el proyecto a los países para su estudio y fijándose 1940 como fecha de reunión de la Convención, y fue impedida por la II Guerra Mundial.

Esta convención fue retomada por las Naciones Unidas, y aprobada el 2 de Diciembre de 1949 con el título de Convenio para la represión de la trata de personas y de la explotación de la prostitución ajena.

La misma integra el conjunto de Instrumentos Internacionales universales sobre Derechos Humanos de Naciones Unidas que se ocupan de la “esclavitud o de las prácticas análogas a la esclavitud”.

Aunque en el preámbulo se estipula que la prostitución y la trata son ambas “incompatibles con la dignidad y el valor de la persona humana”, no juzga ni penaliza a las víctimas de la trata y la prostitución.

Las mujeres en situación de prostitución no son consideradas como criminales que habría que perseguir y punir, sino como víctimas que hay que proteger.

Por el contrario, el Convenio de 1949 establece que la represión debe ir dirigida contra todo aquél que “concierte, explote o oriente” a otra persona hacia la explotación de la prostitución.

El Convenio permanece dentro del marco ideológico abolicionista internacional, de los primeros acuerdos internacionales sobre la trata y la prostitución, puesto que establece un nexo de unión entre la prostitución y la trata.

El feminismo de Josephine

La actividad de Josephine desmintió arquetipos de la época, que las feministas odiaban a los hombres, eran feas o afectivamente frustradas, o ambas cosas.
Por supuesto que “sexualmente frustradas” era algo que “no existía”: el sexo placentero, motejado de “necesidad”, correspondía solamente a los varones, y el acto sexual -estigmatizado por el pecado original- tenía como fin perpetuar la especie.

En contraposición, Josephine era bonita y elegante, tuvo un matrimonio feliz y un esposo la apoyó en todo momento.
No existía en ella prejuicio contra los varones en general, sólo contra los
explotadores y quienes hoy llamamos prostituyentes.
Corresponde hacer notar que, al contrario de algunas feministas de la época, Josephine no consideraban a los hombres como enemigos, sino que apelaba a la armonía. En sus propias palabras:

"Nosotras primero somos seres humanos, y luego somos mujeres. Nos preocupamos de los males que afectan a las mujeres porque recaen sobre toda la sociedad... Las mujeres no son rivales sino colaboradoras de los varones. No debe haber antagonismos que sean perjudiciales para ambas partes".

Bibliografía[1] Libros sobre Josephine Butler (en inglés) N. Boyd: Josephine Butler, Octavia Hill, Florence Nightingale, tres mujeres victorianas que cambiaron el mundo, MacMillan Press, 1982; B. Caine: Femimistas Victorianas, Oxford Press, 1992; J. Jordan: Josephine Butler, Murray Eds. 2001; J. Uglow: Josephine Butler: De la Simpatía a la Teoría, en Dale Spender (ed.) Teóricas Feministas, Tres Centurias de Mujeres Claves Pensadoras, Pantheon Eds. 1983; J. Walkowitz: La Prostitución y la Sociedad Victoriana, Mujeres, Clases y el Estado, Cambridge, 1980.
[2] Epistolario de Josephine Butler, London Metropolitan University, Biblioteca de Mujeres. http://www.londonmet.ac.uk/thewomenslibrary/aboutthecollections/collections/jos-butler.cfm
London Metropolitan University
http://www.londonmet.ac.uk/thewomenslibrary/aboutthecollections/research/butler/centenary.cfm

[3] Escritos de Josephine Butler, página web de la Universidad de Indiana
The Education and Employment of Women (1868) http://www.indiana.edu/~letrs/vwwp/butler/educ.html
Some Thoughts on the Present Aspect of the Crusade Against the State Regulation of Vice (1874)
http://www.indiana.edu/~letrs/vwwp/butler/thoughts.html
Social Purity (1879)
http://www.indiana.edu/~letrs/vwwp/butler/social.html
The New Godiva, a Dialogue (1888)
http://www.indiana.edu/~letrs/vwwp/butler/godiva.html
Mrs. Butler’s Appeal to the Women of America (1888)
http://www.indiana.edu/~letrs/vwwp/butler/america.html
Truth Before Everything (1897)
http://www.indiana.edu/~letrs/vwwp/butler/truth.html
Native Races and the War (1900)
http://www.indiana.edu/~letrs/vwwp/butler/native.html

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